Cuando te dispones a elegir la cocina de tus sueños hay elecciones de todo tipo. El estilo, el diseño, los muebles, los electrodomésticos… Estos últimos suelen ser una cuestión sencilla pero aquí vienen una serie de consejos y trucos para elegir de la mejor manera la placa.
Placas de gas, de inducción o vitrocerámica. Entre estas tres opciones anda el juego. En Murelli Cucine te describimos todas, con pros y contras, para que elijas la mejor opción:
Comenzaremos con las cocinas de gas. La placa más efectiva para cocinar, aunque no brille por encima de sus competidores, por su estética. El gas consigue calentar a una mayor velocidad y consumir una cantidad menor de energía.
Por el contrario, el mayor problema es una posible fuga de gas. Además, la superficie de la placa de gas es más difícil de limpiar, lo que dificulta su uso cotidiano.
También podemos decantarnos por la placa de inducción. Este tipo de cocina calienta el recipiente, pero no genera calor residual. Entre sus puntos a favor tarda poco tiempo en calentar y necesita poca energía para ponerse en marcha, además de que la limpieza es muy sencilla. Aun así, el precio de estos dispositivos es su principal hándicap a la hora de elegirlos.
Por último, existe un híbrido entre el gas y la placa de inducción, la vitrocerámica. Más barata que la placa de inducción, su sistema de calor es más potente incluso un rato después de haberlo apagado. Su facilidad de limpieza y su calor residual, además del precio son los puntos a favor.
No obstante, tiene algunos problemas. Tarda mucho en los cambios de temperaturas -calentarse o enfriarse-, es el tipo que más electricidad consume y hay que tener un tratamiento especial para cuidarla.
Consumo, precio de instalación o temperatura son los aspectos que deberás tener en cuenta para elegir la que más se adecúe a tu uso. Porque todas son buenas opciones pero solo una será la que consiga que tu cocina sea especial.