En la cocina hay un elemento fundamental que debemos tener en cuenta a la hora de diseñar el espacio: el fregadero. Es una pieza clave en la composición de la cocina y hoy te traemos unas claves para ayudarte a elegir la mejor opción.
Debemos tener en cuenta los siguientes factores:
El espacio con el que contamos y el material de la cocina y la encimera.
TIPOS DE FREGADERO
Encastrado
Es la opción más tradicional pero cada vez menos utilizada debido a la aparición de nuevas formas de instalación de los últimos años. Es la instalación más recomendada cuando la encimera es de madera o de un material sensible a la humedad como los laminados ya que al estar por encima de esta, evitas que entren en contacto directo con el agua.
Bajo encimera
Es la opción más usada actualmente. Se instala por debajo de la encimera, dotando a la cocina de un aspecto moderno haciendo que la encimera sea un espacio totalmente uniforme.
Es una opción sólo apta para encimeras de materiales resistentes al agua.
Sobre bastidor
La opción más utilizada en cocinas rústicas. Se sitúa directamente encima del mueble de la encimera, otorgándole un gran protagonismo.
Enrasado
Se sitúa al mismo nivel de la encimera, dejando los cantos a ras para dejar la encimera totalmente lisa. Son muy higiénicas y fáciles de limpiar, pero hay que tener especial cuidado con las juntas para que no se dejen huecos por donde se pueda colar suciedad.
Una vez elegido el tipo de fregadero que queremos, la siguiente decisión será elegir su forma y su tamaño.
Si disponemos de un espacio limitado, la mejor opción será elegir un fregadero de una cubeta o de una cubeta y media.
Los fregaderos de dos cubetas son la opción más funcional y cómoda si no dispones de lavavajillas ya que en una podrás situar los platos sucios mientras en la otra aclaras y limpias.
Por último, tenemos la opción de fregadero de una o dos cubetas con escurridor. Creando un espacio para secar los platos más delicados que no quieres meter en el lavavajillas por ejemplo.
Tipo de materiales
Acero inoxidable
Los más populares son los de acero inoxidable. Tienen una buena calidad precio y presentan muchas ventajas.
- No son porosos, por lo que son muy fáciles de limpiar
- Son ligeros
- Resisten muy altas temperaturas
- Resisten muy bien a los golpes
- Se adaptan a cualquier estilo decorativo.
La única pega que podemos sacarle es que hay que limpiarlos bien para que no aparezcan manchas de cal y son susceptibles a ser rayados.
Sintéticos
A día de hoy, podemos encontrar materiales sintéticos de diferentes colores, formas y calidades que abren enormemente el abanico de posibilidades. Están fabricados con una base de resinas sintéticas y minerales que consiguen crear fregaderos ligeros, muy resistentes y con una porosidad nula.
Porcelánicos o de cerámica
Los más populares en las cocinas de estilo rústico y clásico. Son muy decorativos y se convierten en una pieza que forma parte de la decoración de la cocina, no es un elemento puramente funcional.
Son muy higiénicos por no ser porosos, pero son más delicados que las opciones anteriores pudiendo llegar a romperse con golpes o altas temperaturas.
Piedras naturales
Por último, los fregaderos de piedras como el granito o el mármol, son fregaderos que presentan una alta resistencia a los golpes y a las altas temperaturas, a la vez que dotan a la cocina de elegancia y sofisticación. La gran pega de estos materiales es que son muy porosos, por lo que es más pesado limpiarlos y pueden sufrir daños si vertemos sobre ellos líquidos ácidos como por ejemplo el zumo de limón.
Como podrás ver…las posibilidades son casi infinitas, así que esperamos haberte ayudado a tomar una decisión dándote algunas pistas de las ventajas y desventajas de las diferentes opciones.
Si tienes cualquier duda, ponte en contacto con nosotros y te las resolveremos encantados.